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lunes, 28 de mayo de 2012

Justificados


Dios es el que justifica.
Romanos 8:33

Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús.
Romanos 3:24




Job, un creyente del Antiguo Testamento, hizo esta pregunta: “¿Y cómo se justificará el hombre con Dios?” (Job 9:2). Veamos la terrible respuesta de Dios: “No hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10). “Por las obras de la ley nadie será justificado” (Gálatas 2:16). Entonces, ¿no hay esperanza?
La única esperanza es el amor de Dios. “Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Pues mucho más, estando ya justificados en su sangre, por él seremos salvos de la ira” (Romanos 5:8-9). Lo que el hombre nunca pudo hacer, Dios lo hizo con un sustituto: Jesús tomó el lugar de los culpables, llevó el castigo de nuestros pecados. Entonces Dios es justo, no sólo al perdonar los pecados, sino al declarar justo a aquel que cree (Romanos 3:22). La justicia de Dios fue tan perfectamente satisfecha por la sangre de Cristo, que ya nada más se le reclamará al creyente respecto al pecado.

La consecuencia es la paz con Dios, un acceso abierto hasta él, un gozo que nada ni nadie nos podrá quitar (Romanos 5:1) y el deseo de glorificar a Dios en nuestra vida. Para el creyente, esta maravillosa verdad de la justificación puede resumirse de la siguiente manera:

– Esta justicia es de Dios (Romanos 8:33).
– Es dada gratuitamente por su gracia (3:24).
– Su precio es la sangre de su Hijo (5:9).
– Me es otorgada por la fe (3:25, 28).
– Mi conducta debe mostrarlo (Santiago 2:24).

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