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martes, 26 de junio de 2012

Deshacerse del estrés.



Muchas personas, luego de pasar sus vacaciones y comenzar con el año laboral nuevamente, se dan cuenta de que inician sus labores más cansadas de lo que terminaron el año anterior. ¿Cómo prevenirnos? Cómo lograr descansar en las vacaciones.

Además de caminar, correr u otras actividades físicas, debemos encontrar maneras de liberar la tensión que acumulamos cuando experimentamos estrés transitorio. A continuación ofrezco varias estrategias que encuentro muy efectivas.
Respira profundo: no sé si te ocurre lo mismo, pero a veces cuando estoy trabajando a toda velocidad o pasa algo que me amenaza con estresarme, noto que mi respiración se vuelve superficial. Otras veces parece que literalmente me olvido de respirar. Respirar profundamente puede ser la solución ideal para eliminar la tensión que puedas estar sufriendo. Te relaja porque desacelera tu ritmo cardiaco y circula oxígeno adicional a diversas partes del cuerpo. No estoy segura de cuándo lo aprendí, pero hace años que lo hago.

He aquí unas recomendaciones de cómo aprovechar esta técnica al máximo. Inhala de forma bastante ruidosa y lenta por la nariz –con la boca cerrada– mientras cuentas hasta diez. Hincha la zona del diafragma como si fuera un globo. Escucha solo tu propia respiración; debería sonar como el mar. Exhala lentamente por la boca, produciendo un sonido de seseo con los dientes apretados. Vuelve a escuchar solo tu propia respiración y toma diez segundos para exhalar. Repite el ejercicio de cinco a diez veces al día, según la cantidad de estrés que sientas.
Por razones obvias, el ejercicio debe realizarse en privado, pero si ves que necesitas hacerlo inmediatamente, hazlo sin todos los efectos sonoros, en silencio pero de forma profunda. También es un buen ejercicio para cuando te vas a dormir. Cuando lo haces con efectos sonoros puede ser un método efectivo para desacelerar una mente hiperactiva.

Aprieta una pelota o algún objeto antiestrés: vienen de diferentes formas. Tengo uno en forma de teléfono celular, otro en forma de mini calculadora y otro en forma de pelota de tenis. Para aliviar la tensión, basta con apretar lo más fuerte que puedas. Pueden encontrarse en tiendas de materiales de oficina.

Sopla un silbato: estuve en una fiesta hace poco y, como parte de la celebración, los invitados recibieron una trompeta de papel que debíamos hacer sonar en ciertos momentos del programa. Dejé mi trompetita en el auto y me olvidé completamente de ella. Poco después, estaba detrás del volante y me irrité tanto con los conductores imprudentes y pésimos que saqué la trompeta del compartimiento de la puerta y la hice sonar con todas mis fuerzas. ¡Qué alivio! Por supuesto que las ventanas estaban subidas y nadie me oyó. Cualquier silbato puede funcionar en estos casos, así que quizá quieras tener uno a mano.

Canta: cuando Pablo y Silas fueron encarcelados por predicar el evangelio, decidieron cantar. "A eso de la medianoche, Pablo y Silas se pusieron a orar y a cantar himnos a Dios, y los otros presos los escuchaban" (Hechos 16:25). He descubierto que una canción de alabanza me lleva a la misma presencia de Dios e inunda mi alma de paz.

Date un masaje: aprende tú mismo a masajear las zonas tensas del cuerpo. Si no te resulta fácil llegar a tus hombros y nuca, coloca una pelota de tenis dentro de una media larga, y apóyate contra ella en la pared mientras sujetas la punta de la media en tu mano. Puedes controlar la intensidad de la presión por cuán fuerte presionas contra la pared. Eso también funciona muy bien en la parte baja de la espalda.

Estas son algunas de las estrategias positivas que puedes implementar en vez de tamborilear con los dedos, quejarte y perder el tiempo con otros hábitos irritantes.

Cuida tu ambiente
¿Has tenido ocasión de estar con alguien que emana paz, no importa la situación en su entorno o en su vida? Una ex compañera de trabajo, a la que llamaré Susana, sufrió maltrato doméstico a manos de su esposo alcohólico durante más de veinticinco años antes de abandonarlo. Durante ese tiempo, perdió dos de sus cinco hijos en muertes violentas, superó un cáncer de mama y sufrió una multitud de problemas durísimos.

Cuando la conocí, me impresionó el hecho de que nada parecía turbarla. Susana jamás se quejaba de problemas pequeños, como la fotocopiadora averiada, el frío que hacía o incluso su carga de trabajo como gerente de oficina. Era la personificación misma de la paz, y era evidente que no iba a permitir que nadie se la quitara. Establecía el tono del ambiente a su alrededor sin importar dónde estuviera.
¿Y qué hay de ti? ¿Cuánta paz muestras tener? Empecemos con tu vida laboral. ¿Cómo reaccionas ante los retos del día a día en tu lugar de trabajo? ¿Estás siempre nervioso o quejándote? ¿Qué apariencia tiene tu área de trabajo? ¿Estás pulcro y ordenado, o tienes montañas de papeles por todos lados? Yo no creo estar obsesionada por la limpieza, pero encuentro que tengo más tranquilidad cuando no estoy rodeada de objetos fuera de su sitio. El desorden puede traer distracción mental y generar estrés.

Si tu oficina está desordenada o trabajas en la misma zona con personas desordenadas, quizá necesites trabajar en una sala de conferencias u otra zona si tienes un proyecto urgente. De no ser posible, intenta recoger los papeles con una goma elástica y ponerlos fuera de vista mientras trabajas con un proyecto a la vez. Procura tener las mesas de cristal sin manchas. Las plantas deben estar bien podadas y libres de hojas amarillentas o muertas. Ver desorden puede socavar tu tranquilidad de forma subconsciente.

¿Y qué de tu comportamiento general? ¿Estás siempre enfadado por los errores de los "tontos" o "imbéciles"? ¿Has aprendido a no alterarte por tonterías? ¿Te has puesto a pensar que das un mal testimonio cuando en tu vida no reflejas paz, un fruto del Espíritu? "En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay ley que condene estas cosas" (Gálatas 5:22-23).

¿Qué sucede con tu viaje cada día al trabajo? ¿Entras a tu auto decidido a mantener un ambiente tranquilo sin importar qué situaciones encuentres en el camino? ¿Cuándo fue la última vez que oraste por un conductor malo o desconsiderado a quien realmente deseabas darle un viaje anticipado a su destino eterno? ¿Has considerado que quizá tú seas el único intercesor que esa persona tendrá hoy? ¿Creas un ambiente de orden en el interior de tu auto, manteniendo los asientos y las alfombras libres de objetos? ¿Escuchas música relajante? La música apropiada puede ser una importante fuente de paz en cualquier entorno.

Cuando el rey Saúl se vio atormentado por un espíritu maligno, sus siervos le dijeron: "Así que ordene Su Majestad a estos siervos suyos que busquen a alguien que sepa tocar el arpa. Así, cuando lo ataque el espíritu maligno de parte de Dios, el músico tocará, y Su Majestad se sentirá mejor" (1 Samuel 16:16).

Con respecto a tu entorno doméstico, voy a suponer que, independientemente de lo que ocurra fuera, tu hogar es tu refugio y defiendes su paz con todas tus fuerzas. Llenas su ambiente a diario de oración, comunicas efectivamente, no actúas de forma egoísta ni insistes en lo que tú quieres, y junto con tu familia permites que "gobierne en sus corazones la paz de Cristo" (Colosenses 3:15).

Si de hecho eres todo un modelo de paz, tienes la felicidad necesaria al permitir que el Espíritu Santo lleve a cabo su labor. Sigue en el mismo camino. Continúa brillando para que otros te vean y anhelen una relación con nuestro Señor.
 "La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden" (Juan 14:27). 

Tomado del libro: Controla tu estrés en 30 días de Portavoz
Deborah Smith Pegues