Muchas
personas, luego de pasar sus vacaciones y comenzar con el año laboral
nuevamente, se dan cuenta de que inician sus labores más cansadas de lo que
terminaron el año anterior. ¿Cómo prevenirnos? Cómo lograr descansar en las
vacaciones.
Además de caminar, correr u otras
actividades físicas, debemos encontrar maneras de liberar la tensión que
acumulamos cuando experimentamos estrés transitorio. A continuación ofrezco
varias estrategias que encuentro muy efectivas.
Respira profundo: no sé si
te ocurre lo mismo, pero a veces cuando estoy trabajando a toda velocidad o
pasa algo que me amenaza con estresarme, noto que mi respiración se vuelve
superficial. Otras veces parece que literalmente me olvido de respirar.
Respirar profundamente puede ser la solución ideal para eliminar la tensión
que puedas estar sufriendo. Te relaja porque desacelera tu ritmo cardiaco y
circula oxígeno adicional a diversas partes del cuerpo. No estoy segura de
cuándo lo aprendí, pero hace años que lo hago.
He aquí unas recomendaciones de cómo
aprovechar esta técnica al máximo. Inhala de forma bastante ruidosa y lenta
por la nariz –con la boca cerrada– mientras cuentas hasta diez. Hincha la
zona del diafragma como si fuera un globo. Escucha solo tu propia
respiración; debería sonar como el mar. Exhala lentamente por la boca,
produciendo un sonido de seseo con los dientes apretados. Vuelve a escuchar
solo tu propia respiración y toma diez segundos para exhalar. Repite el
ejercicio de cinco a diez veces al día, según la cantidad de estrés que
sientas.
Por razones obvias, el ejercicio debe
realizarse en privado, pero si ves que necesitas hacerlo inmediatamente,
hazlo sin todos los efectos sonoros, en silencio pero de forma profunda.
También es un buen ejercicio para cuando te vas a dormir. Cuando lo haces
con efectos sonoros puede ser un método efectivo para desacelerar una mente
hiperactiva.
Aprieta una pelota o algún objeto
antiestrés: vienen de diferentes formas. Tengo uno en forma de teléfono celular,
otro en forma de mini calculadora y otro en forma de pelota de tenis. Para
aliviar la tensión, basta con apretar lo más fuerte que puedas. Pueden
encontrarse en tiendas de materiales de oficina.
Sopla un silbato: estuve en
una fiesta hace poco y, como parte de la celebración, los invitados
recibieron una trompeta de papel que debíamos hacer sonar en ciertos
momentos del programa. Dejé mi trompetita en el auto y me olvidé
completamente de ella. Poco después, estaba detrás del volante y me irrité
tanto con los conductores imprudentes y pésimos que saqué la trompeta del
compartimiento de la puerta y la hice sonar con todas mis fuerzas. ¡Qué
alivio! Por supuesto que las ventanas estaban subidas y nadie me oyó.
Cualquier silbato puede funcionar en estos casos, así que quizá quieras
tener uno a mano.
Canta: cuando
Pablo y Silas fueron encarcelados por predicar el evangelio, decidieron
cantar. "A eso de la medianoche, Pablo y Silas se pusieron a orar y a
cantar himnos a Dios, y los otros presos los escuchaban" (Hechos
16:25). He descubierto que una canción de alabanza me lleva a la misma
presencia de Dios e inunda mi alma de paz.
Date un masaje: aprende tú
mismo a masajear las zonas tensas del cuerpo. Si no te resulta fácil llegar
a tus hombros y nuca, coloca una pelota de tenis dentro de una media larga,
y apóyate contra ella en la pared mientras sujetas la punta de la media en
tu mano. Puedes controlar la intensidad de la presión por cuán fuerte presionas
contra la pared. Eso también funciona muy bien en la parte baja de la
espalda.
Estas son algunas de las estrategias
positivas que puedes implementar en vez de tamborilear con los dedos,
quejarte y perder el tiempo con otros hábitos irritantes.
Cuida tu ambiente
¿Has tenido ocasión de estar con alguien que emana paz, no importa la
situación en su entorno o en su vida? Una ex compañera de trabajo, a la que
llamaré Susana, sufrió maltrato doméstico a manos de su esposo alcohólico
durante más de veinticinco años antes de abandonarlo. Durante ese tiempo,
perdió dos de sus cinco hijos en muertes violentas, superó un cáncer de
mama y sufrió una multitud de problemas durísimos.
Cuando la conocí, me impresionó el hecho de que nada parecía turbarla.
Susana jamás se quejaba de problemas pequeños, como la fotocopiadora
averiada, el frío que hacía o incluso su carga de trabajo como gerente de
oficina. Era la personificación misma de la paz, y era evidente que no iba
a permitir que nadie se la quitara. Establecía el tono del ambiente a su
alrededor sin importar dónde estuviera.

¿Y qué hay de ti? ¿Cuánta paz muestras
tener? Empecemos con tu vida laboral. ¿Cómo reaccionas ante los retos del
día a día en tu lugar de trabajo? ¿Estás siempre nervioso o quejándote? ¿Qué
apariencia tiene tu área de trabajo? ¿Estás pulcro y ordenado, o tienes
montañas de papeles por todos lados? Yo no creo estar obsesionada por la
limpieza, pero encuentro que tengo más tranquilidad cuando no estoy rodeada
de objetos fuera de su sitio. El desorden puede traer distracción mental y
generar estrés.
Si tu oficina está desordenada o
trabajas en la misma zona con personas desordenadas, quizá necesites
trabajar en una sala de conferencias u otra zona si tienes un proyecto
urgente. De no ser posible, intenta recoger los papeles con una goma
elástica y ponerlos fuera de vista mientras trabajas con un proyecto a la
vez. Procura tener las mesas de cristal sin manchas. Las plantas deben
estar bien podadas y libres de hojas amarillentas o muertas. Ver desorden
puede socavar tu tranquilidad de forma subconsciente.
¿Y qué de tu comportamiento general?
¿Estás siempre enfadado por los errores de los "tontos" o
"imbéciles"? ¿Has aprendido a no alterarte por tonterías? ¿Te has
puesto a pensar que das un mal testimonio cuando en tu vida no reflejas
paz, un fruto del Espíritu? "En cambio, el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz,
paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. No hay
ley que condene estas cosas" (Gálatas 5:22-23).
¿Qué sucede con tu viaje cada día al
trabajo? ¿Entras a tu auto decidido a mantener un ambiente tranquilo sin
importar qué situaciones encuentres en el camino? ¿Cuándo fue la última vez
que oraste por un conductor malo o desconsiderado a quien realmente
deseabas darle un viaje anticipado a su destino eterno? ¿Has considerado
que quizá tú seas el único intercesor que esa persona tendrá hoy? ¿Creas un
ambiente de orden en el interior de tu auto, manteniendo los asientos y las
alfombras libres de objetos? ¿Escuchas música relajante? La música
apropiada puede ser una importante fuente de paz en cualquier entorno.
Cuando el rey Saúl se vio atormentado
por un espíritu maligno, sus siervos le dijeron: "Así
que ordene Su Majestad a estos siervos suyos que busquen a alguien que sepa
tocar el arpa. Así, cuando lo ataque el espíritu maligno de parte de Dios,
el músico tocará, y Su Majestad se sentirá mejor" (1 Samuel
16:16).
Con respecto a tu entorno doméstico,
voy a suponer que, independientemente de lo que ocurra fuera, tu hogar es
tu refugio y defiendes su paz con todas tus fuerzas. Llenas su ambiente a
diario de oración, comunicas efectivamente, no actúas de forma egoísta ni insistes en lo que tú quieres, y junto con
tu familia permites que "gobierne en sus corazones la paz de Cristo" (Colosenses
3:15).
Si de hecho eres todo un modelo de paz, tienes la felicidad necesaria al
permitir que el Espíritu Santo lleve a cabo su labor. Sigue en el mismo
camino. Continúa brillando para que otros te vean y anhelen una relación
con nuestro Señor. "La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como
la da el mundo. No se angustien ni se acobarden" (Juan
14:27).
Tomado del libro: Controla tu estrés en
30 días de Portavoz
Deborah Smith Pegues
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